EL PADRE DE LA PATRIA Y LOS INTERESES GRUPALES
POR: JOSE JAQUEZ
En los primeros años de escolaridad, los profesores enseñaron la triada de los padres de la patria: Juan Pablo Duarte, Francisco de Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella. Tan escaso era el análisis lógico e histórico, que hasta de forma incorrecta eran los nombres de los patricios dominicanos.
Fue mucho tiempo después que nos enteramos, que Sánchez y mella fueron sumados mediante decreto del presidente Ulises Heureaux. La medida se tomó para complacer a familiares de los trinitarios que solicitaron que sus ascendientes fueran colocados al mismo nivel de Duarte Diez. De manera que Lilís es el creador de la triada patriótica dominicana.
La vida de Juan Pablo Duarte, toda vez que se coloca en la mesa del análisis, se engrandece más, no así la de sus alumnos más cercanos, es decir, que los otros dos “ padres de la patria” aunque creyeron en el proyecto de Duarte, se organizaron en la trinitaria, su trabajo es loable, pero al chocar con el poder político- militar de la época, olvidaron el sacrificio del verdadero padre de la dominicanidad y padre de la patria.
Como todo gobernante aprovechado, Ulises Heureaux, no reparó en las consecuencias que tendría en las futuras generaciones, que necesitan imitar las buenas acciones de sus líderes, y fortalecer así la fe en su país. Para este gobernante lo importante era salir del conflicto que el destino le colocó en su camino: colocar el título de padre de la patria a dos compañeros de causa del padre de la patria.
Ahora bien, si el historiador somete al análisis los hechos que adornaron la vida de Francisco Sánchez y Matías Ramón Mella, puede encontrar coraje, sacrificio y vocación de servicio de estos dirigentes políticos, pero además infidelidad a su maestro, falta de entereza moral, inconsistencia. Lilis no reparó en si estaba otorgando una propiedad suya o del gobierno. Ni supo si debía ser la sociedad , que después de un análisis de los hechos, reconociera el aporte que significa crear una República libre e independiente de toda potencia extranjera y que funcionara como tal.
Le faltó analizar además, que el hecho de pertenecer a La Trinitaria, no lo hace igual a Duarte, que no creo que su persona estuviera fuera de lo humano, pero era un ser excepcional, con cualidades inigualables en la organización política. Sin embargo, los dos alumnos, que hoy son colocados a ambos lados, como si hubieran sido los más fieles, traicionaron sus preceptos y enseñanzas, a tal punto de colocarse al servicio de los enemigos de la independencia y del padre de la patria. Los que declararon a Duarte y su familia, a Sánchez y a Mella , traidores de la patria.
A regresar al país, en 1848, Sánchez y Mella son víctimas de una amnesia, o tal vez pensaron en sus familias, más que en el futuro de la nación , al olvidar que Pedro Santana se encargó de dañar moral y emocionalmente a Duarte. En esto, Francisco Sánchez, carga pesado, pues su tía María Trinidad, fue ejecutada por el caudillo en la plaza pública . Hecho que al “padre de la patria” pareció no importarle mucho.
Colocarse al servicio de los dos conservadores y anexionistas, enemigos de los mejores intereses de la dominicanidad, es decir, Buenaventura Báez y Pedro Santana, es desconocer en su totalidad el precio pagado por Juan Pablo Duarte y toda su familia, que tuvo que irse y morir de hambre en la hermana república de Venezuela. Y tanto Francisco Sánchez del Rosario, como Matías Ramón Mella, estuvieron al servicio de tan funesta causa, dando la espalda a las ideas del verdadero padre de la patria.
El sano criterio no olvida el aporte de estos trinitarios en la fundación de la república, su participación en el primer gobierno, que el general Santana no tardó en controlar, ese es el pago material por su esfuerzo por hacer realidad la separación de nuestra nación de la dominación haitiana.
Justo es reconocer además, la virtud de Mella y de Sánchez, que entendieron la importancia del proyecto trinitario, que bajo el dominio extranjero corrieron riesgo, por aspirar a la libertad de la parte Este de la isla de Santo Domingo, a cuyos habitantes Duarte llamaba dominicanos. Sin embargo, estos señores renunciaron al proyecto democrático, la sociedad de justicia que profesaba el patricio Duarte, y la real independencia que significaba su realización. Y en cambio aceptaron regresar al país sin el líder y como si fuera poco, servir al enemigo. No defendieron la persona, ni la idea del maestro, esto suficiente colocarle como traidores de la patria recién fundada. Y difícil de aceptarles como padres de la patria.
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